viernes, 7 de enero de 2011

7 de enero 2011

7 de enero
Como cada día, mañana empieza el resto de mi vida. Los Reyes me han dejado la decisión de divorcio por "la otra parte". Dos años, tres meses y un puñado de días de calvario que tocan a su fin, el futuro no podrá ser tan triste como ha sido este tiempo. Supongo que es momento de decir que me casé con un alcohólico que, de seguir por donde va, no verá otra década.
¿Por qué me casé? No tengo respuesta. Se que nadie diría de mi que no lo sabía, que me casé engañada y es posible que mucha gente "me culpe" o "me acuse" de dios-sabe-que-intereses-económico-financieros, pero no escribo ésto para explicarme, sino más bien para entender cómo he podido entrar en esta maraña y permanecer en ella tantos días a pesar de las opiniones de los profesionales.
Durante estos cuatro años y casi 10 meses juntos he vivido en una nube de engaño. El año pasado fue un infierno y caí en una depresión. En el mes de junio decidí salir de ella y pedí ayuda. Inicié un cambio...
El cambio es posible sólo si se tiene huevos (¡reivindico que las que tienen huevos son las mujeres!) y yo los tengo. Cambiar es una aventura apasionante y en ella estoy