jueves, 31 de mayo de 2012

¿Nada más que alcohol?

      Lo que transcribo ahora es parte de un escrito salido del fondo del alma. Por primera vez contemplo al alcohólico borracho y toda la maldad que le sale (¡afortunadamente la lengua y las piernas se le traban!). He eliminado los nombres de las ciudades y hoteles que tuvieron el dudoso honor de mezclarse en esta lamentable historia.
F…, 19:20 de la tarde del 2 de enero de 2009. X.X acaba de salir de la habitación del hotel (L…, habitación 315), con un “tampoco te preocupes tanto, ahora hay divorcio exprés”
…Supongo que no le importo un pimiento… Como me ha dicho “soy muy buena para indicarle las mierdas de los perros y así evitar que las pise (¿algo más?)
    Cuando vuelva ya borracho, seguirá la rueda de estos interminables días…
    ¿Podré reconciliarme con estas islas?
Resumen del día:
   Me levanté antes de que sonara la alarma del móvil, me duché y empecé a recoger. La habitación era un caos.  Hoy el desayuno era a las 8:00.
   Se acostó por la noche lleno de alcohol hasta más arriba de las cejas, no podía hablar, las silabas no eran comprensibles, sólo entendí una frase: “lo difícil no es cómo entra, sino cómo sale, se la hice repetir. ¿Se refería al alcohol?
     ¡A las 8 de la mañana estaba borracho!
     A un gramo de alcohol por kilogramo y por hora que elimina una persona, si la última toma fue antes de las 23:30 ¿cuánto alcohol ingirió?... ¡Sale más de un litro de JB!
     Tardé en bajar de la habitación, no pude revisarla por completo pero rescaté varias cosas (libros, ropa, su móvil…) (¡Hotel T…, habitación 507!)
     En el taxi al aeropuerto no modulaba y repetía y repetía las cosas. El taxista me miraba por el retrovisor y yo miraba por la ventana… En el avión un vino (¡de golpe!), en el aeropuerto de vuelta a lo mismo (…¡programar y programar!)
     Cogimos un taxi y llegamos a F… ¡Al taxista le dijo que la isla olía a estiércol! … en el avión también comentó con alguien que el ambientador olía a estiércol… Sobre las seis de la tarde se duchó y se quitó el olor a “estiércol” (le lavé los calzoncillos para que no siguieran perfumando la habitación con el tufo a "estiércol")
Ahora intentaré abrir una botella de vino.

  Hoy, casualmente, fui al lugar donde conocí al alcohólico y desayuné en el bar donde coincidimos las primeras veces. Me surgieron millones de recuerdos...
    Casualmente al volver a mi despacho, en un cajón de mi mesa, debajo de los folios blancos me encontré unos papeles escritos por mí un par de semanas de la vuelta al alcohol de diciembre de 2008, los guardé para copiarlos pero no he tenido ánimo hasta hoy que empecé a hacerlo.
Hasta ese año, durante toda mi vida mis Navidades habían sido de paz y “buen rollo”, pero se acabó.
        Estaba preparado el viaje y la recaída supuso un problema pero yo no lo conocía en la faceta de borracho cabrón, de haberlo sabido no habría ido con él. Aquellos días entendí porqué su hija no quiere saber de él, aunque no perdí la esperanza porque seguía creyendo en su deseo de dejar de beber y culpando al alcohol de todo.
        Fueron días de dejarme sola y hostigarme cuando me encontraba: en el aeropuerto, en el avión, en la habitación, en la calle si coincidíamos…  Encontré algo de refugio en escribir pero no tenía papel y la crónica de estos días quedó escrita en una bolsa de papel,  en papeles de los hoteles y por fin me compré un cuaderno de espiral.   En la fecha prevista volví sola, a él le surgió la “maravillosa” oportunidad de ir a ver a “una magnífica” psicóloga que lo podría curar y se quedó. Entre los papeles me he encontrado la factura del hotel donde pasé la noche a la vuelta, o sea, no había reservado hotel porque él no pensaba volver.
¿Pobre alcohólico o maldito psicópata calculador?