martes, 29 de mayo de 2012

La demencia y el alcohol


      A mediados de diciembre del año 2008, después de casi cuatro meses de abstinencia, el alcohólico de esta historia decide un viaje a Madrid que huele a urgencia. Es en efecto una huida alcohólica. Un amigo lo capta, me mira fijamente y me dice que si yo estoy de acuerdo con ese viaje… Yo, entonces no sabía tanto del rito de la vuelta al alcohol como ahora y no entendí el mensaje del amigo, para mí la libertad es sagrada y no vi el problema, yo tenía mi trabajo y no podía acompañarlo.
El día en que viaja, después de una cena con una amiga, me llama rebosante de alegría desde el pasillo del hotel. En ese momento me entero de “su cena” y del vino que tomó, de su compañía femenina, de su vuelta al alcohol –ya desde el avión- y de que “no ha querido” hacer uso del “derecho-a-roce” y ha despedido a la amiga. Su nivel etílico era más que alto y le tuve que pedir que bajara la voz, después se me aflojaron las piernas, me tuve que sentar y empecé el sermón contra el alcohol (¿para qué me pregunto hoy?)
     Al día siguiente lo oigo borracho, excitado y hablando sobre un magnífico negocio de trampantojos que pretende iniciar. Es la primera vez que soy testigo de un desvarío y no consigo catalogarlo bien porque no me quiere dar muchos detalles y me dice cosas como “ya te contaré…”, “tengo que darle vueltas…”, “tengo que saber más…”, mientras baja la voz como si pudieran espiarlo y robarle el negocio. No insisto, cuando vuelve no dice nada más sobre ese tema y yo lo dejo pasar a pesar de que me ha hecho saltar todas las alarmas.
     Aquella no fue la primera vuelta al alcohol de la que fui testigo consciente pero si fue mi primer encuentro con la demencia que le aflora en algunos momentos. Ver al ser irracional impacta de tal forma que ya no se olvida. Estoy segura de que muchas personas que han presenciado y sido conscientes de alguno de esos episodios, han desaparecido de su vida sin dejar rastro. Bueno, más que personas, debo decir los amigos ya que a la mayoría de las mujeres se las “limpia” a porrazos su amiga y de la familia directa se encarga él…
     Soy un ser curioso y me pregunto si el alcohólico ha derivado en demente o el demente se ha alcoholizado… Hoy creo que era raro y eso le hizo beber y lo creo porque lo conocí joven y porque su hija siempre ha dicho que “no es el alcohol…”
      Y no sé porqué he escrito todo esto. Yo estaba dándole vueltas al umami del que no sabía demasiado y … ¿cómo demonios pasé de los nucleótidos y del glutamato al alcohol…?
 ¡Ay el alcohol!