viernes, 13 de abril de 2012

La sonrisa


     Cuando me dieron el alta en el Centro donde me ayudaron la médico me dijo de despedida: “me gustaría que te enamorases, ¡ojalá te enamores! …”.
     Salí entristecida sabiendo que aún me hacían falta… detrás quedaban los fármacos contra la depresión y para dormir. Cuando entré ya no fumaba, mientras estuve fue condición que no consumiera alcohol, lo hice y sigo igual. Al bajar la calle me di cuenta de que el resto, para acabar de salir del pozo en el que estaba metida, lo tenía que hacer yo.
     ¿Cómo empezar?

     En teoría se cómo, para empezar hay que responder a la pregunta:
     ¿Qué quiero cambiar en mi vida? y pensar en ello hasta conseguirlo

     Ya había hecho los cambios que dependían de mi, otros me vinieron impuestos y ¿ahora?
… Mi mente se envolvió en una bruma tan espesa que no se disipaba de ninguna manera mientras pasaban las horas, las semanas, los meses. Hasta que por fin opté por empezar por una sonrisa.

     Desde otoño todos los días sonrío cuando me levanto (¿4 músculos en movimiento?), además pienso en las cosas buenas que tengo (lo bien que he dormido, que ya sea viernes, un precioso amanecer…) lo que es otra forma de agradecer a Dios o a la vida lo mucho que tenemos y así ha ido pasando el tiempo hasta hoy.

Hoy ya se algo más:

¡Quiero querer!