domingo, 10 de junio de 2012

Fresas con niebla

Esta mañana al salir me envolvió la niebla. Estuve paseando descubriendo las nuevas flores recién abiertas mientras me empapaba. La niebla es al paisaje como el tiempo a los recuerdos: lava, desdibuja y hasta consigue borrarlos; incluso, cuando es muy densa, parece que se apodera también del futuro porque no podemos ver lo que se está acercando.


Encontré fresas salvajes, o así llamo yo a esa variedad de fresa muy pequeña que se da en el campo. Era pequeña cuando mi abuelo me llevó al monte y  me las enseñó.
Mi abuelo estuvo -¿fueron tres años?- metido en un campo de trabajos forzados.
Hace un par de días recibí uno de esos correos con presentaciones  en power point con el tema de los grandes canales que se han construido en el mundo, como el de Suez o el de Panamá. Me gustó leerlo, entre otros datos estaba el de las vidas que habían costado. Me acordé de los casos que yo conocía de obras hechas con penados, como es el Valle de los Caídos y me acordé -¡cómo no!- de mi abuelo.
No sé porqué entró ni cómo ni cuándo salió porque él nunca habló de ello. Al morir mi abuelo buscaron entre sus cosas por si había dejado algo escrito ya que era aficionado a escribir y no se le daba mal… ¡Nada! Pocos años después mis padres conocieron algo más de esta historia, casualmente, por unos descendientes de otro penado (que murió allí) a los  que conocieron en un viaje. Al parecer sólo sobrevivieron unos pocos, no recuerdo los números pero hablo de entre un 80 o un 90 % de muertos.
Volvió de aquel infierno con cicatrices en los hombros y optó por no hablar jamás de aquello. ¿Fue un ataque de amnesia?, ¿para que el silencio borrara el horror?, ¿acaso por un sentimiento de “culpa” como casi todas las víctimas de los malos tratos?

Creo que el sentimiento de culpa no está bien repartido, lo tienen en exceso los más inocentes y ni un ápice los agresores.
La culpa es un sentimiento necesario para que sepamos si actuamos bien o mal, es la aguja que marca el lugar, entre el Bien (subjetivo) y el Mal (subjetivo), donde colocamos nuestras acciones. ¿Por qué pongo subjetivo?... es un tema largo.
Hoy he leído esta frase de Nietsche:
No hay reglas, no hay normas, no hay leyes;
no hay otra guía que un poderoso instinto de probidad,
de honestidad, de bondad, de honradez.
Y he escrito esta:
¿Cuántas copas se beben hasta que nace la culpa?
¿Cuántas copas se beben hasta matar la culpa?
¿Cuáles se beben primero?
¡Ay la culpa borracha!