miércoles, 20 de junio de 2012

¿Cabeza, corazón o culo?


      Hace muchos años leí un libro de o sobre Lou Andreas-Salomé, sin duda una mujer muy especial, pero a mi lo que me llamó mucho la atención en aquel momento es el que hubiese tenido dos amantes de gran talla intelectual como son el filosofo Nietzsche y el poeta Rilke. ¿Casualidad?

            Andando el tiempo he ido viendo muchos otros casos  en mi entorno y en el de los personajes públicos de diferentes parejas con características curiosas, ahora mismo me vienen a la memoria las mujeres de Xavier Cugat  o de Edie Fisher que, físicamente, se pueden describir con las mismas palabras. 

           En algún momento fui consciente de que cada persona tiene una especie de foto borrosa para sus posibles parejas, ¿amable, buena cabeza, económicamente pudiente, manejable, raza determinada, famoso (o famosa)...?, cada quién sabe lo que más le atrae o piensa que le conviene. 
            Hombres y mujeres buscan determinados rasgos sociológicos, biológicos, físicos y psicológicos en sus parejas, estos rasgos varían conforme las personas maduran pero hay detalles que siempre  permanecen.
          ¡Yo la quiero de culo grande!. Eso me lo dijo una vez un hombre y para mi sorpresa me di cuenta que todos los hombres de su familia (conocí a 4) estaban casados con mujeres de culo grande (¡e inteligentes y guapas!). ¿Casualidad?

            Aplicando estas observaciones a la práctica diaria me dije: ¿Quieres conocer a un hombre? ¡ Fíjate en sus mujeres! ¿cómo son? : listas, tontas, cultas, guapas... y busca las similitudes. 

           ¿Por qué me acuerdo de ésto ahora? Me acabo de enterar de que un compañero se ha casado  hace poco (tiene 57 ó 58 años?) y que está feliz, me lo dijeron porque comenté que lo veía contento como nunca... Fui a su primera boda y conozco a su primera novia ¿qué tienen en común?... morenas de piel bastante clara, misma estatura, proceden de familias pudientes más o menos numerosas y algún que otro detalle (él es hijo de madre soltera o se crió como tal). De momento vive cada uno en su casa por sus circunstancias de trabajo. Aparte de suspirar por mi fracaso personal, deseé al nuevo matrimonio suerte y pensé si la de ahora se parecería a las otras... estoy casi segura de que no.

          Al alcohólico le pregunté muchas veces que es lo que le atraía de una mujer, le reiteré la pregunta muchas veces (porque yo no "me" encajaba en su elenco femenino) insistiendo en que, necesariamente, habría rasgos comunes. Después de meses, por fin me contestó que eran luchadoras, que habían luchado mucho en la vida (¡¿?!)... supongo que no se enfrentó con la verdad y a mi me da vergüenza por la parte que me toca... ¡Vamos a dejar el tema en su charco de etanol!

          Mi conclusión es que los más "románticos" elegimos dirigidos por el instinto  (Me pierdo por sus tetas o por sus pectorales y digo: ¡contigo pan y cebolla!) y los otros de modo racional, se basan en la pura praxis. De una u otra forma los resultados son los siguientes: 
                        Si la relación resulta un infierno elegimos mal
                        Si la relación nos ayuda a crecer personalmente la elección fue buena
         
          Quizá uno de los mejores índices del crecimiento personal sea la autoestima porque considero tan imposible tener la autoestima elevada y no crecer  como  crecer y tener baja la autoestima.
           ¿Será cierta esta anécdota de los Obama?, tiene mucho que ver con la autoestima, el crecimiento personal y la ayuda de la pareja

                Dicen que en una cena Michelle Obama se encontró con un ex novio. Él era uno de los cocineros de la fiesta. Obama le dijo a ella: “Si te hubieras casado con él probablemente serías cocinera”. Michelle  respondió: “no Obama, ¡él sería el Presidente!

                  Lo cierto es que autoestima alta y el crecimiento personal son incompatibles con el alcohol

¡Ay el alcohol!