domingo, 26 de febrero de 2012

Ejercicio para el espíritu

            En estos tiempos que vivo me resulta muy difícil escribir pero forma parte de las cosas que me obligo a hacer: Ejercicios de cuerpo, ejercicios de mente y ejercicios de espíritu. Yo no diferencio muy bien entre la mente y el espíritu, (o ¿quizá debo decir que no sé la diferencia que tiene para los que establecen estas categorías?). Lo importante es que escribir es el ejercicio espiritual que he elegido.
         ¿Qué pretendo obtener o qué se supone que obtendré con este ejercicio?...Las respuestas son: Nada y no lo se. A lo largo de mi vida escribir ha sido una diversión, algo agradable o calmante. A veces la forma de revivir  las cosas buenas, otras de enfrentarme a las malas delimitándolas o simplemente otra manera de pensar: pausadamente, al ritmo del rastro de la punta del grafito o del hilillo de tinta que aparece como por encanto sobre el papel. Pienso en el papel aunque hoy escribimos en ese ente extraño que se llama chip, ¿o estoy equivocada y las letras van a otra parte...?
Los que si han cambiado a lo largo de mi vida son los destinatarios de estos escritos. Recordé ahora la correspondencia con una amiga francesa, duró más de un año y creo que fue la primera persona con la que mantuve una correspondencia continuada.  ¡Qué emocionante resultaba abrir el buzón de las cartas y recibir noticias de tan lejos!
        Si, está claro que escribir hace que el cerebro se revolucione y empiece a sacar cosas que ni te esperas. ¡Bien!...misión cumplida ya he escrito...
        No, la misión que tengo que lograr es escribir cartas pidiendo perdón y no puedo... Perdonar es uno de los pasos necesarios para sanar lo que viví en estos últimos 5 años ...
...
                  ¡¡¡¡No, no, no y no quiero escribir sobre el perdón!!!!!!
....
           Lo cierto es que he perdido a un pariente en primer grado y eso supone que tengo que pasar el duelo. 
También se que el pasado se fue y que ahora tengo que construir un nuevo futuro lo que supone CAMBIOS y CAMBIOS y CAMBIOS. ¡¡¡¡Vale, vale, vale!!!!... pero ya no soy lo que dice joven, si fuera joven ya estaría encontrando miles de cosas nuevas que hacer (¡y con quién!)
       A pesar de todo he decidido enfrentar un cambio de mejora y el primer paso para cambiar es saber exactamente lo que quiero cambiar en mi vida, lo que quiero conseguir, hacia donde quiero ir. Si no sé eso, no puedo encontrar el camino que debo seguir (¡"Si no sabes a dónde vas terminarás en cualquier otra parte"!).
Cuando lo sepa, lo perfilaré y no dejaré de pensar en ello y de soñarlo hasta que ocurra.
                     (¡Ojo con lo que sueñas porque se cumple!)
Mientras tanto hago ejercicios de mente, de cuerpo y de espíritu y voy pensando en lo que no quiero
          Por ejemplo no quiero volver a pasar meses y meses besando a una rana y esperando que un día se convierta en mi principe azul. ¿Quién ha dicho que las ranas quieren besos y ser principes?...¡Estoy segura de que no quieren cambiar y desean seguir estando con sus hembras!...



                                                       ¡Ay el alcohol!