miércoles, 6 de julio de 2011

Rayado como un vinilo

       Después de días de silencio (¡tenía fiestas por su zona!), mi quasi ex a-marido ha dado señales de vida... Me doy cuenta de que acaba con mi calma cada vez que hablamos. Sobre todo me desespera la repetición de las cosas que no he dicho pero que él pone en mi boca.

      Hace ya bastante tiempo que quedamos para hablar de divorcio un sábado. Sabedora de que su amiguíííííííííííísima Eufemia tenía su órbita muy cerca de él (fenómeno cíclico cuyo periodo desconozco totalmente) le dije: si tienes algo que hacer yo también tengo cosas que hacer y podemos aplazar la cita.... 

       Me llamó la víspera (Eufemia resoplaba cerca del teléfono), muy engolado, diciendo frases rotundas y bien ensayadas. Después de decir varias "rotundidades" de significado ignoto, me repitió n veces el final de mi frase subrayada:
como tú tienes cosas que hacer- como tú tienes cosas que hacer como tú tienes cosas que hacer-como tú tienes cosas que hacer- como tú tienes cosas que hacer como tú tienes cosas que hacer 

No cambió la cita y terminó de hablar cuando por los ruidos que percibí (incluidos bisbiseos más enérgicos de Eufemia) llegó el taxi que los llevó a ¿quién-sabe-dónde?
...
Fui a la cita, esperé una hora y volví a casa (me llevé un libro divertido y mucha paciencia).
...
       Hoy me ha dicho que ya ha presentado la demanda. A la porra los acuerdos y el divorcio será por la via más onerosa para mi porque, según él, "me he negado" a llegar a un acuerdo, mejor dicho con repetición, con la insistencia de un vinilo rayado:
¡ya se que lo vas a dificultar lo más posible!-¡lo vas a dificultar lo más posible!-¡lo vas a dificultar lo más posible!

                                                   ¡Qué le voy a hacer! ¡Ajo y agua!
              (para los que me leen de muy lejos esto significa: ajo-(derse) y (a) agua (-ntarse))

                                                                            ¡Ay el alcohol!